PARTE 4ta o CONCLUSIONES
CONTINUACION DE: SUBSISTEMAS PARA EL CAMBIO PERDURABLE: REDEFINIENDO EL DESARROLLO SOSTENIBLE DESDE EL SUR. CONSIDERACIONES FINALES.
Isa Torrealba y Fabricio Carbonell
CONSIDERACIONES FINALES
Actualmente ya estamos pagando con creces nuestra irresponsabilidad e inconciencia. Análogamente a “La Guerra de Dos Mundos” (Wells 1965) actualmente hemos desencadenado una guerra entre dos grandes contrincantes. La razón piedra basal de esta guerra es que hemos generado múltiples cambios en la estructura, composición y funcionamiento tanto de las sociedades humanas, como de los ecosistemas naturales. Estos cambios han venido dados al haber usado la ciencia ideológicamente (a la tecnociencia) de la manera errada, por haberla puesto en un pedestal que no le corresponde. La hemos usado en favor de lo Anti-Kaklavetza o Contra-Gaia. La ciencia, a la par del arte, debe actuar como socia y no como rectora, hay que encastrarla con los valores, la moral y lo espiritual.
En sí, todo cambia siempre y de esto se trata la vida. Por ejemplo, muchas culturas Amerindias clasificaban los cambios en el medioambiente en impactos Mayores o Menores.
Los menores eran aceptados, los mayores serían penalizados en algún momento, más tarde o más temprano, incluso en futuras generaciones. Pero el problema actual no es el cambio, sino la dirección que seguimos en este cambio. En el decir del poeta Andrés Eloy Blanco, el camino lo hacemos al andar, en este caso es el camino hacia la guerra. Nuestro problema actual es el tipo de cambios que estamos haciendo. No es posible que sólo un 20% viva oprimiendo al 80% restante por la mala distribución de los recursos y que, además, genere un sistema que desbalancee a la humanidad cada vez más. No es posible que vivamos sobre las bases de un capitalismo extremo, de las políticas neoliberales. Es llegar a la pobreza y al fracaso de una forma tan inconveniente o peor de lo que sería el extremo contrario (el socialismo extremo o comunismo).
Hoy día, entre el 26% y el 37% de la superficie de la Tierra ha sido incorporada a la producción agropecuaria, no necesariamente de una forma sostenible ni como un paisaje agro-ecológico; si sumamos a esto el porcentaje usado en áreas urbanas podemos pregurtarnos: ¿cuántas áreas naturales vitales efectivamente conservadas quedan al nivel global y hasta cuándo?. Sin fotosíntesis no hay respiración. Adicionalmente, si dejamos de ver nuestro rol protagónico esencial, tampoco hay vida. Hemos triplicado el tiempo de residencia del agua en la tierra. Introducimos al ambiente tanto Nitrógeno como todas las vías naturales combinadas. ¿Quiénes están usando estos recursos y para qué?.
Es increíble que la tendencia actual sea la de mantener un mínimo de recursos ecosistémicos no energéticos protegidos -sustento de los sistemas naturales y de los sistemas agroalimentarios- y usar un máximo de los recursos energéticos -como el petróleo o el carbón-, siendo que debería ser “casi” exactamente lo contrario. Decimos “casi”, porque el uso máximo que debiera hacerse de los recursos naturales no energéticos, debería ser un uso sostenible, permitiendo la existencia de zonas naturales silvestres (terrestres y acuáticos), sistemas agroalimentarios y ecosistemas humanos (rurales o urbanos) en porcentajes que cada región o territorio debe determinar, partiendo desde un perspectiva local hacia una global. Sin embargo, el porcentaje mínimo indispensable que debe protegerse efectivamente de los recursos naturales energéticos, debe estar sujeto a una determinación desde lo global hacia lo local. Parece obvio que si unos se reproducen a una tasa muchísimo más rápida que los otros, lo ideal habría sido proteger más a los energéticos. Si bien al proteger los recursos no energéticos -vía parques nacionales, reservas biológicas y afines dentro de algún tipo de sistema de áreas protegidas- se puede proteger por rebote y extensión a los recursos naturales energéticos, la idea de su fundación era otra y no siempre están cuidando importantes yacimientos petrolíferos, por ejemplo.
En nuestra guerra actual el contrincante 1 es Kaklvetza-Gaia. Las estrategias que usa para defenderse como ser vivo son varias, bióticas, abióticas y una mezcla de lo biótico con lo abiótico. El calentamiento global, el incremento en cantidad, frecuencia e intensidad de desastres naturales, el resurgimiento de enfermedades previamente controladas, la aparición de nuevas enfermedades ocasionadas por virus no conocidos previamente o con mutaciones impredecibles, el SARS, SIDA, el dengue, la gripe aviar, la influenza pandémica son consecuencias de los ecosistemas enfermos y disfuncionales que intentan alcanzar un equilibrio. En realidad cada factor desencadenado es una compleja respuesta a diversos y variados mecanismos de relaciones en red.
El contrincante 2 es lo Anti-Kaklavetza o Contra-Gaia. Las estrategias usadas son del mismo tipo: bióticas, abióticas y bióticas-abióticas. Usamos la tecno-ciencia para crear los transgénicos u organismos genéticamente modificados (OGM), tenemos a la poderosa bioremediación como opción para eliminar la contaminación en ciertos lugares con ciertas características, podemos e
liminar a los cloro-flúor-carbonados (CFC) para detener el crecimiento del agujero en la capa de ozono. Pero el problema es que en realidad no estamos yendo a la raíz del problema, sino que estamos fallando en poder detectar incluso al problema más simple. Nos mantenemos poniendo
paños de agua caliente en una herida a vena abierta, acción que no podrá parar el desangre. No es posible controlar efectivamente los desencadenamientos tremendos que hemos generado, con acciones superficiales. Ante enfermedades y virus contamos con medicamentos cada vez más efectivos, lo mismo mutan los microorganismos. Es un círculo vicioso. Al final, seguimos haciendo cosas que favorecen nuestra propia destrucción y fracaso.
¿Cuáles son las especies dominantes que subsistirán de acuerdo a la tesis de la Gaia de Lovelock?. Nosotros no. En comparación con otras especies nuestra capacidad de adaptación es limitada. Siempre debemos modificar al ambiente para vivir en él. Le tememos. Puede que seamos especies más evolucionadas, pero no dominamos en el sentido de Gaia, ni en el de Kaklavetza. Estamos generando que el ambiente favorezca desproporcionadamente a los dominantes, a los microorganismos y todos aquellos seres con capacidades adaptativas ambientales superiores a las nuestras, como las cucarachas, las bacterias y los virus.
Los indígenas Kogis de la Sierra Nevada de Colombia ven la vida como un
telar: cada quien teje su propia vida con sus acciones. Ellos ven a la enfermedad como consecuencia de una vida en desequilibrio (no necesariamente por quien la sufre, sino por sus ancestros quienes hicieron acciones en desacuerdo con la Ley de la Madre o del Ley del Creador). El irrespeto a los derechos del prójimo -como el robo o el asesinato- es visto por ellos como una amenaza contra el orden del universo. Para ellos, el ser humano tiene dentro de sí el bien y el mal; lo que crea y lo que destruye como fuerzas opuestas y complementarias a la vez. Igualmente, en el decir del filósofo y educador freiriano Jacinto Ordóñez, la palabra Dios deriva del griego, que significa dualidad (dos): hombre y mujer, bien y mal a la vez. Para los Kogis el llegar a un equilibrio armonioso entre estas dos fuerzas es un propósito fundamental de la vida.
Nosotros, como seres humanos, tenemos la opción de seguir siendo parte de Kaklatveza-Gaia. La opción de optar por nuestro lado creador, en lugar del destructor; o al menos de balancear nuestro lado destructor con el armador. Debemos tender hacia un cambio perdurable con equidad de forma transdisciplinaria, de lo contrario el planeta Tierra como ser vivo continuará existiendo, con o sin nosotros.
Para más información sobre referencias y los autores consultar a:
Isa Torrealba,
Bióloga venezolana radicada en Costa Rica desde 1991, con una maestría en Manejo de Vida Silvestre, estudios especializados en Alta Gerencia de Proyectos y entrenamiento internacional en Extensión Rural. Posee capacitación en enfoque de género y coordinación de talleres, experiencia en educación ambiental, cultura Latinoamericana y cosmovisiones de grupos etno-raciales no dominantes y sus usos de la biodiversidad, experiencia docente universitaria en temas de manejo de vida silvestre, ambiente y desarrollo, historia socio-ambiental de Costa Rica. Ha participado en cursos internacionales sobre procesos multipartícipes y manejo de la información sobre biodiversidad. Su experiencia viene de Venezuela, Costa Rica, Holanda, Chile, Inglaterra, Estados Unidos y Nueva Zelandia. Actualmente es profesora de posgrado y asociada en cursos regulares de ambiente y cultura del Departamento de Programas Internacionales de la Universidad Veritas, labora como docente para la Universidad de Costa Rica en la Sede de Puntarenas y apoya acciones de la ONG Meralvis. www.geocities.com/maralvis.Isa.Torrealba.html.
Fabricio Carbonell
Agrónomo peruano con una maestría en Conservación y Manejo de Vida Silvestre. Con experiencia en comunidades indígenas de Perú, Chile, Bolivia, Panamá y en Costa Rica, en las áreas de uso comunitario de la biodiversidad y educación ambiental; también se ha desempeñado como director del Proyecto: “Conservación en Territorios Indígenas” llevado a cabo con Cabécares y Bribris de Talamanca en Costa Rica y Panamá. Participó en algunas reuniones para las evaluaciones ecosistémicas del milenio (Milleniumm Ecosystem Assessment, http://www.MAweb.org). Como investigador ha hecho trabajos con grupos indígenas y sus usos de la biodiversidad en Perú, Chile y Bolivia y estudios de especies amenazadas en el sector de Arenal y en el Parque Internacional La Amistad (en Costa Rica y Panamá). Es representante para la UICN de Costa Rica para el tapir y a través de Meralvis, está desarrollando un proyecto con jaguares y dantas en la misma zona y su relación con el desarrollo rural y turismo comunitario. Su experiencia viene de Perú, Costa Rica, Panamá, Colombia, la República Checa y Egipto. Adicionalmente, labora como docente universitario en la Universidad de Costa Rica en Turismo Ecológico de la sede de Puntarenas y apoya acciones de la ONG Meralvis. www.geocities.com/maralvis.Fabricio.Carbonell.html.
Bibliografía citada
Alianza Centroamericana para el Desarrollo Sostenible (ALIDES). 1997. Foros internos rurales: Compartiendo una iniciativa hacia la sostenibilidad. Cuaderno de trabajo. Centro Internacional de Política Económica (CINPE), Universidad Nacional. Heredia, Costa Rica.
Arciniégas, G. 2007. El papel de la cultura para reconstituir una vida sustentable. Trabajo encargado. Curso de Posgrado Far Side. Universidad Veritas, Costa Rica.
Capra, F. 2000. Ecology, community and Agriculture. Center for Ecoliteracy. USA.
Farrel y Twining-Ward, 2005. Seven Steps Towards Sustainability: Tourism in the Context of New Knowledge. Journal of sustainable tourism Vol. 13, No. 2: 109-122.
Diamond, J. 2005. Collapse: How Societes Choose to Fail or Succeed. Penguin Groups, New York, USA.
Ferreto, A. 1985. La creación de la tierra y otras historias. Historias del buen Sibú y de los Bribris. EUNED, San José, Costa Rica.
Gilman, R. 1996. Design for a Sustainable Economics. One of the articles in Dancing Toward the Future (IC#32) . Copyright Context Institute 1996. www.context.org/ICLIB/IC32/Gilman.htm
Houtart, F. 2006. Movimientos sociales, cambio y esperanza mundial. Conferencia. Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA), Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica.
Ixacavaa, 2006. Jutsini, la casa bonita: ecosistemas y bienestar cabécar en la cuenca del río Chirripó, Costa Rica.
Lovelock, J. 1965. Gaia: A new look at life on Earth. Oxford Univ. Press, New York, Estados Unidos.
Solís, V. 2001. Biodiversidad y pobreza. En: Memoria del II Congreso Nacional de Desarrollo Sostenible: Perspectivas hacia el Siglo XXI (Edit. F. Donato). Oficina de Planificación del Consejo Nacional de Rectores. San José, Costa Rica.
Soulé, M. 1986. Conservation Biology. The Science of Scarcity and Diversity. University of Michigan, Massachusetts.
V erhofstadt, G. 2002. Carta abierta al movimiento por otra globalización. Opinion, Periódico La Nación, Costa Rica. http://www.nacion.com/ln_ee/2002/noviembre/03/opinion8.html
Wells, H. 1999. La Guerra de los Mundos. Ed. El Mundo, Madrid.
World Commission on Environment and Development (WCED). 1987. Our Common Future. New York: Oxford University Press. USA.
Isa Torrealba y Fabricio Carbonell
CONSIDERACIONES FINALES
Actualmente ya estamos pagando con creces nuestra irresponsabilidad e inconciencia. Análogamente a “La Guerra de Dos Mundos” (Wells 1965) actualmente hemos desencadenado una guerra entre dos grandes contrincantes. La razón piedra basal de esta guerra es que hemos generado múltiples cambios en la estructura, composición y funcionamiento tanto de las sociedades humanas, como de los ecosistemas naturales. Estos cambios han venido dados al haber usado la ciencia ideológicamente (a la tecnociencia) de la manera errada, por haberla puesto en un pedestal que no le corresponde. La hemos usado en favor de lo Anti-Kaklavetza o Contra-Gaia. La ciencia, a la par del arte, debe actuar como socia y no como rectora, hay que encastrarla con los valores, la moral y lo espiritual.
En sí, todo cambia siempre y de esto se trata la vida. Por ejemplo, muchas culturas Amerindias clasificaban los cambios en el medioambiente en impactos Mayores o Menores.
Los menores eran aceptados, los mayores serían penalizados en algún momento, más tarde o más temprano, incluso en futuras generaciones. Pero el problema actual no es el cambio, sino la dirección que seguimos en este cambio. En el decir del poeta Andrés Eloy Blanco, el camino lo hacemos al andar, en este caso es el camino hacia la guerra. Nuestro problema actual es el tipo de cambios que estamos haciendo. No es posible que sólo un 20% viva oprimiendo al 80% restante por la mala distribución de los recursos y que, además, genere un sistema que desbalancee a la humanidad cada vez más. No es posible que vivamos sobre las bases de un capitalismo extremo, de las políticas neoliberales. Es llegar a la pobreza y al fracaso de una forma tan inconveniente o peor de lo que sería el extremo contrario (el socialismo extremo o comunismo).
Hoy día, entre el 26% y el 37% de la superficie de la Tierra ha sido incorporada a la producción agropecuaria, no necesariamente de una forma sostenible ni como un paisaje agro-ecológico; si sumamos a esto el porcentaje usado en áreas urbanas podemos pregurtarnos: ¿cuántas áreas naturales vitales efectivamente conservadas quedan al nivel global y hasta cuándo?. Sin fotosíntesis no hay respiración. Adicionalmente, si dejamos de ver nuestro rol protagónico esencial, tampoco hay vida. Hemos triplicado el tiempo de residencia del agua en la tierra. Introducimos al ambiente tanto Nitrógeno como todas las vías naturales combinadas. ¿Quiénes están usando estos recursos y para qué?.
Es increíble que la tendencia actual sea la de mantener un mínimo de recursos ecosistémicos no energéticos protegidos -sustento de los sistemas naturales y de los sistemas agroalimentarios- y usar un máximo de los recursos energéticos -como el petróleo o el carbón-, siendo que debería ser “casi” exactamente lo contrario. Decimos “casi”, porque el uso máximo que debiera hacerse de los recursos naturales no energéticos, debería ser un uso sostenible, permitiendo la existencia de zonas naturales silvestres (terrestres y acuáticos), sistemas agroalimentarios y ecosistemas humanos (rurales o urbanos) en porcentajes que cada región o territorio debe determinar, partiendo desde un perspectiva local hacia una global. Sin embargo, el porcentaje mínimo indispensable que debe protegerse efectivamente de los recursos naturales energéticos, debe estar sujeto a una determinación desde lo global hacia lo local. Parece obvio que si unos se reproducen a una tasa muchísimo más rápida que los otros, lo ideal habría sido proteger más a los energéticos. Si bien al proteger los recursos no energéticos -vía parques nacionales, reservas biológicas y afines dentro de algún tipo de sistema de áreas protegidas- se puede proteger por rebote y extensión a los recursos naturales energéticos, la idea de su fundación era otra y no siempre están cuidando importantes yacimientos petrolíferos, por ejemplo.
En nuestra guerra actual el contrincante 1 es Kaklvetza-Gaia. Las estrategias que usa para defenderse como ser vivo son varias, bióticas, abióticas y una mezcla de lo biótico con lo abiótico. El calentamiento global, el incremento en cantidad, frecuencia e intensidad de desastres naturales, el resurgimiento de enfermedades previamente controladas, la aparición de nuevas enfermedades ocasionadas por virus no conocidos previamente o con mutaciones impredecibles, el SARS, SIDA, el dengue, la gripe aviar, la influenza pandémica son consecuencias de los ecosistemas enfermos y disfuncionales que intentan alcanzar un equilibrio. En realidad cada factor desencadenado es una compleja respuesta a diversos y variados mecanismos de relaciones en red.
El contrincante 2 es lo Anti-Kaklavetza o Contra-Gaia. Las estrategias usadas son del mismo tipo: bióticas, abióticas y bióticas-abióticas. Usamos la tecno-ciencia para crear los transgénicos u organismos genéticamente modificados (OGM), tenemos a la poderosa bioremediación como opción para eliminar la contaminación en ciertos lugares con ciertas características, podemos e
liminar a los cloro-flúor-carbonados (CFC) para detener el crecimiento del agujero en la capa de ozono. Pero el problema es que en realidad no estamos yendo a la raíz del problema, sino que estamos fallando en poder detectar incluso al problema más simple. Nos mantenemos poniendo
paños de agua caliente en una herida a vena abierta, acción que no podrá parar el desangre. No es posible controlar efectivamente los desencadenamientos tremendos que hemos generado, con acciones superficiales. Ante enfermedades y virus contamos con medicamentos cada vez más efectivos, lo mismo mutan los microorganismos. Es un círculo vicioso. Al final, seguimos haciendo cosas que favorecen nuestra propia destrucción y fracaso.
¿Cuáles son las especies dominantes que subsistirán de acuerdo a la tesis de la Gaia de Lovelock?. Nosotros no. En comparación con otras especies nuestra capacidad de adaptación es limitada. Siempre debemos modificar al ambiente para vivir en él. Le tememos. Puede que seamos especies más evolucionadas, pero no dominamos en el sentido de Gaia, ni en el de Kaklavetza. Estamos generando que el ambiente favorezca desproporcionadamente a los dominantes, a los microorganismos y todos aquellos seres con capacidades adaptativas ambientales superiores a las nuestras, como las cucarachas, las bacterias y los virus.
Los indígenas Kogis de la Sierra Nevada de Colombia ven la vida como un
telar: cada quien teje su propia vida con sus acciones. Ellos ven a la enfermedad como consecuencia de una vida en desequilibrio (no necesariamente por quien la sufre, sino por sus ancestros quienes hicieron acciones en desacuerdo con la Ley de la Madre o del Ley del Creador). El irrespeto a los derechos del prójimo -como el robo o el asesinato- es visto por ellos como una amenaza contra el orden del universo. Para ellos, el ser humano tiene dentro de sí el bien y el mal; lo que crea y lo que destruye como fuerzas opuestas y complementarias a la vez. Igualmente, en el decir del filósofo y educador freiriano Jacinto Ordóñez, la palabra Dios deriva del griego, que significa dualidad (dos): hombre y mujer, bien y mal a la vez. Para los Kogis el llegar a un equilibrio armonioso entre estas dos fuerzas es un propósito fundamental de la vida.
Nosotros, como seres humanos, tenemos la opción de seguir siendo parte de Kaklatveza-Gaia. La opción de optar por nuestro lado creador, en lugar del destructor; o al menos de balancear nuestro lado destructor con el armador. Debemos tender hacia un cambio perdurable con equidad de forma transdisciplinaria, de lo contrario el planeta Tierra como ser vivo continuará existiendo, con o sin nosotros.
Para más información sobre referencias y los autores consultar a:
Isa Torrealba,
Bióloga venezolana radicada en Costa Rica desde 1991, con una maestría en Manejo de Vida Silvestre, estudios especializados en Alta Gerencia de Proyectos y entrenamiento internacional en Extensión Rural. Posee capacitación en enfoque de género y coordinación de talleres, experiencia en educación ambiental, cultura Latinoamericana y cosmovisiones de grupos etno-raciales no dominantes y sus usos de la biodiversidad, experiencia docente universitaria en temas de manejo de vida silvestre, ambiente y desarrollo, historia socio-ambiental de Costa Rica. Ha participado en cursos internacionales sobre procesos multipartícipes y manejo de la información sobre biodiversidad. Su experiencia viene de Venezuela, Costa Rica, Holanda, Chile, Inglaterra, Estados Unidos y Nueva Zelandia. Actualmente es profesora de posgrado y asociada en cursos regulares de ambiente y cultura del Departamento de Programas Internacionales de la Universidad Veritas, labora como docente para la Universidad de Costa Rica en la Sede de Puntarenas y apoya acciones de la ONG Meralvis. www.geocities.com/maralvis.Isa.Torrealba.html.
Fabricio Carbonell
Agrónomo peruano con una maestría en Conservación y Manejo de Vida Silvestre. Con experiencia en comunidades indígenas de Perú, Chile, Bolivia, Panamá y en Costa Rica, en las áreas de uso comunitario de la biodiversidad y educación ambiental; también se ha desempeñado como director del Proyecto: “Conservación en Territorios Indígenas” llevado a cabo con Cabécares y Bribris de Talamanca en Costa Rica y Panamá. Participó en algunas reuniones para las evaluaciones ecosistémicas del milenio (Milleniumm Ecosystem Assessment, http://www.MAweb.org). Como investigador ha hecho trabajos con grupos indígenas y sus usos de la biodiversidad en Perú, Chile y Bolivia y estudios de especies amenazadas en el sector de Arenal y en el Parque Internacional La Amistad (en Costa Rica y Panamá). Es representante para la UICN de Costa Rica para el tapir y a través de Meralvis, está desarrollando un proyecto con jaguares y dantas en la misma zona y su relación con el desarrollo rural y turismo comunitario. Su experiencia viene de Perú, Costa Rica, Panamá, Colombia, la República Checa y Egipto. Adicionalmente, labora como docente universitario en la Universidad de Costa Rica en Turismo Ecológico de la sede de Puntarenas y apoya acciones de la ONG Meralvis. www.geocities.com/maralvis.Fabricio.Carbonell.html.
Bibliografía citada
Alianza Centroamericana para el Desarrollo Sostenible (ALIDES). 1997. Foros internos rurales: Compartiendo una iniciativa hacia la sostenibilidad. Cuaderno de trabajo. Centro Internacional de Política Económica (CINPE), Universidad Nacional. Heredia, Costa Rica.
Arciniégas, G. 2007. El papel de la cultura para reconstituir una vida sustentable. Trabajo encargado. Curso de Posgrado Far Side. Universidad Veritas, Costa Rica.
Capra, F. 2000. Ecology, community and Agriculture. Center for Ecoliteracy. USA.
Farrel y Twining-Ward, 2005. Seven Steps Towards Sustainability: Tourism in the Context of New Knowledge. Journal of sustainable tourism Vol. 13, No. 2: 109-122.
Diamond, J. 2005. Collapse: How Societes Choose to Fail or Succeed. Penguin Groups, New York, USA.
Ferreto, A. 1985. La creación de la tierra y otras historias. Historias del buen Sibú y de los Bribris. EUNED, San José, Costa Rica.
Gilman, R. 1996. Design for a Sustainable Economics. One of the articles in Dancing Toward the Future (IC#32) . Copyright Context Institute 1996. www.context.org/ICLIB/IC32/Gilman.htm
Houtart, F. 2006. Movimientos sociales, cambio y esperanza mundial. Conferencia. Instituto de Estudios Latinoamericanos (IDELA), Universidad Nacional, Heredia, Costa Rica.
Ixacavaa, 2006. Jutsini, la casa bonita: ecosistemas y bienestar cabécar en la cuenca del río Chirripó, Costa Rica.
Lovelock, J. 1965. Gaia: A new look at life on Earth. Oxford Univ. Press, New York, Estados Unidos.
Solís, V. 2001. Biodiversidad y pobreza. En: Memoria del II Congreso Nacional de Desarrollo Sostenible: Perspectivas hacia el Siglo XXI (Edit. F. Donato). Oficina de Planificación del Consejo Nacional de Rectores. San José, Costa Rica.
Soulé, M. 1986. Conservation Biology. The Science of Scarcity and Diversity. University of Michigan, Massachusetts.
V erhofstadt, G. 2002. Carta abierta al movimiento por otra globalización. Opinion, Periódico La Nación, Costa Rica. http://www.nacion.com/ln_ee/2002/noviembre/03/opinion8.html
Wells, H. 1999. La Guerra de los Mundos. Ed. El Mundo, Madrid.
World Commission on Environment and Development (WCED). 1987. Our Common Future. New York: Oxford University Press. USA.
Prohibida la reproducción de este documento sin autorización. El mismo es un documento elaborado para fines educativos. Favor citar la fuente. Los autores de este documento son investigadores en el campo de sociología de la conservación y docentes universitarios, con una experiencia de más de 10 años.
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